GRACIAS POR LA ALEGRÍA, LEGO
Hoy estaba llevando a Carmen, mi esposa, al dentista y
vimos un aviso en la autopista acerca de un evento de LEGO, a llevarse a cabo
hoy en el mall más tradicional de
Lima. Carmen me dijo que (por supuesto) quería ir. Ese episodio me hizo pensar
en tres historias que me han venido dando vueltas en la cabeza en estos últimos
días. Son historias que reflejan lecciones en las que el protagonista es aquel
juego de bloques de plástico multicolor que se unen para construir casas,
castillos, naves espaciales o figuras imaginarias.
Los ladrillos de LEGO te ayudan a
pensar “fuera de la caja” y desafiar el status quo
Pat Kane, autor del libro The Play Ethic, dice que el juego será al siglo 21 lo que el
trabajo fue a la era industrial, es decir, nuestra forma dominante de conocer,
hacer y crear valor. Desde que somos niños aprendemos y exploramos a través del
juego; y continuamos ese proceso (felizmente, según estudios de neurociencia), a
lo largo de nuestras vidas.
Donna Denio y Dieter Rheuter nos explican en su obra Build to Lead que mientras jugamos
estamos en un estado que nos provee de sentimientos de enfoque con energía,
total involucramiento, y diversión en el proceso de la actividad. En otras
palabras, estamos activando nuestro razonamiento de alto nivel, y nuestra
capacidad de resolver problemas y generar toda clase de ideas creativas.
Este estado también se llama “estar en flujo” en el
sentido que todo fluye fácilmente, con el balance justo entre desafío y
oportunidad dadas nuestras habilidades.
A medida que vamos creciendo, desgraciadamente, se nos
enseña a minimizar nuestro estado de juego por aquel que es más serio y que
corresponde al adulto tal como la norma cultural lo establece. Se nos
condiciona a creer que el trabajo duro, no el juego, es el secreto del éxito. Si nos atrevemos a traer de regreso ese
entusiasmo de la niñez por el juego dentro de la vida profesional podremos
seguramente “destrabar” la innovación y la creatividad.
La empresa LEGO, sin embargo, dejó de
pensar “fuera de la caja” e innovó
Un poquito de historia, para comenzar: Ole Christiansen
creó en 1932 la empresa que al inicio fabricaba juguetes de madera, en
Dinamarca. 15 años después, LEGO invirtió en la tecnología de moldeo de
plástico a inyección hasta que finalmente llegó el clásico “ladrillo” que se
entrelaza con otros ladrillos, que fue patentado en 1958.
Lo que hizo grande a LEGO fue que en un momento dado,
gracias a los consejos de un dueño de tiendas por departamentos, se dio cuenta
que no se necesitaba crear nuevos juguetes, como era su intención, sino un
sistema de juego. De manera que, si compras un segundo set, no sumas al primer
set que adquiriste, lo multiplicas. No importa si estas queriendo enlazar
piezas de una nave espacial con las de un castillo.
Pero llegaron los malos tiempos. LEGO comenzó a querer
abarcar todo, triplicando el número de juguetes, fabricando juguetes en
colaboración con los creadores de Star
Wars y los libros de Harry Potter; y
una serie de otras acciones innovadoras. Pero, perdieron el control de las
innovaciones. Inclusive crearon juguetes que eran fáciles de construir, pues
los niños lo hacían en 10 minutos, alejándose de la esencia del juego, y hasta
entraron en la televisión para promocionar un juguete que tenía características
electrónicas. Los costos crecieron y las ventas no.
Entonces, LEGO se dio cuenta que tenía que innovar con
control. El pensar “fuera de la caja” casi los deja fuera del negocio.
Regresaron al ladrillo, a la estación de policía, a los carros bomberos. Todo aquello que los clientes querían y que,
además, eran sumamente rentables.
David Robertson, creador del libro Brick by Brick: How LEGO Rewrote the Rules of Innovation and Conquered
the Global Toy Industry (Ladrillo a Ladrillo: Cómo LEGO Reescribió las Reglas
de la Innovación y Conquistó la Industria Global de Juguetes), lo resume
así:
“Si lo que están buscando es cómo hacer la
próxima gran innovación que cambie la industria, la próxima innovación
disruptiva de tipo “blue ocean”, no creo que LEGO sea un buen modelo. Sin
embargo, si están buscando cómo hacer un montón de dinero haciendo un montón de
pequeñas innovaciones, montón de pequeñas ideas, pero integrándolas muy bien y
enfocándose muy bien en los que los clientes quieren y necesitan, entonces LEGO
es el gran modelo.”
La mejor muestra de amor filial
Ahora, la mejor lección de todas.
Desde que conocí a Carmen, ella mostraba un especial
afecto por LEGO. Decía que su papá le había regalado su LEGO cuando era (más)
chiquita, y que eso era como decir que le había regalado un viaje alrededor del
mundo o algo así. Bueno, nosotros estuvimos en Miami la última semana de Agosto
pasado. Durante el viaje, un buen día, ella se apareció muy orgullosa con su
nueva caja de LEGO, el aviso del periódico de Lima que mostraba los precios y
la factura del precio pagado allá. Bien, mi amor, le dije, gracias por pensar
en nuestra economía. (Después de todo lo que gastamos en Miami, ese ahorro no
es, en realidad, importante).
Llegando a Lima, fuimos a ver a mi suegro y Carmen le
regaló el LEGO. ¡Era para él! Ambos se miraron, sin importarles nada a su
alrededor, pude notar una alegría tal que no se compara con nada. Hasta
me puse celoso, confieso. Luego del gran momento, le dije a Carmen, un poco en
tono de broma: ¿Esos juguetes, acaso no son para niños? Ella me respondió: sí,
para niños entre 3 y 99 años.
Carlos Velarde
Socio de Consultoría
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