¿CUÁL ES TU VALOR RAZONABLE?


El Valor Razonable de tu hoja de vida

El Valor Razonable se define con el valor al cual se transa un activo en una transacción de libre mercado, donde ambos, comprador y vendedor, actúan con conocimiento de causa y no están presionados a ejecutar la transacción. El término en inglés para el valor razonable es fair value, creo que la traducción al castellano no le hace justicia. La palabra anglosajona fair hace referencia al término justo.


Pero al margen de asuntos contables, quiero llamar la atención de un asunto importante vinculado al valor razonable: si el valor razonable es, en términos sencillos, el valor de mercado de algo, creo que es necesario hacernos las siguientes preguntas: ¿Cada uno de nosotros tenemos un valor razonable?; ¿Cuánto paga el mercado por un contador de 35, 40 o 50 años?, ¿el mercado fija mi valor razonable o puedo yo incrementar mi valor razonable?

Me gustaría contarle una historia para responder a dichas preguntas. En el año 2006, tuve que asistir a un retiro obligatorio por dos días, organizado por la empresa donde trabajaba. Se trataba de internarnos en un club donde realizamos ejercicios de trabajo en equipo para identificar en nosotros nuestra capacidad de cohesión y liderazgo. En teoría ello ayudaría a mejorar el clima laboral de la organización. Fue una experiencia divertida. Antes de subir al bus que nos llevaría hasta el club alejado de la ciudad nos asegurarnos de tener unas buenas provisiones de pisco, ron, tequila, vodka, y cualquier bebida espirituosa que nos ayudaría a sobrellevar la marcha. Por la noche, hubo parrillada, karaoke y baile. La noche, fue la parte más divertida del día.

Ya entrada la noche un colega se me acercó e iniciamos una conversación interesante. Entre varios asuntos que no vale la pena redactar, me contó los defectos de muchos de sus compañeros de trabajo y lo mal que le caen la mayoría de ellos. En este punto la conversación pregunté: ¿si todos te caen mal, que haces aquí?, ¿si estas rodeado de gente que no aprecias, por qué no buscas otro trabajo? Su respuesta fue todavía más reveladora, con algunas copas encima me dijo: tengo 49 años, de los 3 hijos que tengo 2 asisten a la universidad, mi padre fue ejecutivo en esta empresa y el dueño me tiene estima, ninguna otra compañía me pagaría lo que me pagan aquí. 


Otra historia relacionada me pasó en junio de 2013, fui invitado a dar una conferencia a unos 50 profesores de contabilidad de una universidad limeña. Tenía 36 años y tranquilamente el más joven de mi audiencia tenía más de 15 años que yo en este mundo. Uno de los profesores, de unos 50 años, me envió un amable correo donde elogiaba la exposición brindada, además aprovechó la oportunidad para enviarme su hoja de vida con el fin de que le ayude a buscar una fuente adicional de ingresos porque los ingresos como profesor universitario no le satisfacían.

Esta situación me trajo a la mente un asunto revelador. He visto que muchos colegas sienten orgullo de pertenecer a grandes corporaciones. Cuando uno se acerca al foodcourt de San Isidro puede ver como pasean de manera orgullosa sus tarjetas de identificación colgadas del cinto. Parece que cada uno de ellos dijera yo soy de tal o cual corporación, banco, empresa de seguros, empresa minera, etc. Muchos de ellos no saben que los puestos de trabajo les están reduciendo el valor razonable de su hoja vida. Esta situación puede resultar un poco rara para muchos. Déjeme explicarlo. Las grandes corporaciones asignan tareas puntuales a los contadores. Puedes ver que un contador se encarga del activo fijo, otro de las cuentas por pagar, otro de los inventarios, y así por el estilo. Cuando tenía 30 años mi asistente contable tenía 52 y su trabajo se reducía a cargar a la cuenta 28 y abonar a la cuenta 42. ¿Cinco años de estudios universitarios para ejecutar esta tarea?

Le propongo algo que me gustaría que se ponga en práctica, yo lo hago constantemente y me ayuda. Imprima hoy su hoja de vida, luego compárela con la hoja de vida de hace tres años, comience a observar las diferencias. Si no hay ninguna comience a preocuparse porque su valor razonable está en picada. Haga las mismas comparaciones con su calidad de vida, sus ahorros, sus pertenencias, su relación sentimental, el principio de comparabilidad no se utiliza exclusivamente en la contabilidad, sino en la vida de cada uno de nosotros.

¿Cómo incrementar constantemente el valor razonable? Eso será materia de otro post.

Freddy Llanto
Socio Gerente de Auditoría






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