CREATIVIDAD EN LA ENTREGA DE SERVICIOS PROFESIONALES
Cada
servicio profesional tiene determinados objetivos. Siempre aplicamos estrategias,
procesos y procedimientos tradicionales para lograrlos. Adicionalmente, cuando
las condiciones lo permiten, debemos utilizar nuestra creatividad con el
objetivo de ser más eficientes en el lograr de los objetivos. Debo aclarar que
todos los socios de nuestra firma, y algunos gerentes, hemos sido formado en
EY. Todos en auditoría financiera. Tenemos esa escuela, a mucha honra. Menciono
esto porque una experiencia vivida en dicha firma me permite graficar la
creatividad en la entrega de servicios profesionales.
En
auditoría financiera, un objetivo específico clave es satisfacernos de la
existencia física de los inventarios. A veces, lograr este objetivo es un
trabajo arduo. Yo diría muy arduo. ¿De cuántas maneras puedo lograr ese
objetivo? Muchos dirán: solo una. Enviar un grupo de auditores en la fecha
programada para el conteo físico e inspeccionar el proceso de toma de
inventarios realizado por el cliente. Sin embargo, créanme: es posible hacerlo
de otra manera.
Al grano (de soya y girasol)
Estuve
asignado a un cliente, productor de aceite vegetal. Su materia prima consistía
en granos soya y girasol, dispuestas de manera acumulada en cerros enormes de
granos, almacenados en silos y centros de acopio distribuidos en distintos lugares
del país. El inventario físico sería ejecutado por el cliente utilizando una
técnica llamada cubicación; nuestra labor como auditores sería inspeccionar el
proceso. Nuestra contratación como auditores se efectuó cerca del cierre del
año y de la fecha del conteo físico. Por ello, planificamos el trabajo
rápidamente. Según nuestras estimaciones iniciales, requeríamos quince personas
para la observación del inventario físico, básicamente por la cantidad de
centros de acopio que había que cubrir. Recuerdo, que trepé a silos de 30
metros de altura, ¡nunca más!
Durante
la ejecución de nuestro trabajo, el cliente contrató los servicios de otros auditores
para cumplir con requerimientos estatutarios locales. Nuestro trabajo, en
cambio, era para fines de consolidación de la casa matriz en USA. Nos
sorprendió ver que los auditores locales sólo destinaron a dos personas para la
observación del inventario. Ellos también se sorprendieron al ver que nosotros
éramos un batallón de quince auditores. El trabajo concluyó satisfactoriamente
para ambos.
Oportunidad y creatividad para la
eficiencia
Nuevamente fuimos contratados como auditores al año
siguiente. Esta vez la contratación fue oportuna, seis meses antes de fin de
año. Tuvimos tiempo suficiente para entender mejor el negocio. Tomamos nota que
el stock de granos se vaciaba en cierta época del año. No había stock. Cero. En
ese momento ajustaban las diferencias que “sobraban” o “faltaban” en los libros
contables. Luego buscaban razones que explicaran el volumen de esas diferencias,
recurrentemente alrededor del 0.01% del volumen de compras anuales (como diría
un socio nuestro: peanuts). ¡Listo!
Se activó la creatividad. No era necesario presenciar el recuento de fin de año,
al menos no con la cantidad de auditores dispuestos el año anterior. En adición
a una reducida presencia en el recuento físico, diseñamos otros procedimientos enfocados
en: a) evaluar las actividades de control del cliente en relación a la custodia
de su stock de granos; b) evidenciar la ausencia granos; y c) verificar los
ajustes peanuts que registraban en la
contabilidad cuando los almacenes quedaban vacíos. Estas actividades enfocadas
a controles.
ayudan
a reducir nuestro trabajo al cierre del año porque disipan nuestras dudas
respecto de la existencia de los inventarios.
Llegó
la fecha del conteo de fin de año, esta vez destinamos sólo a dos personas, una
en planta y otra en centros de acopio. Los auditores locales, para no estar en
inferioridad numérica esta vez, destinaron a veinte auditores para la
inspección. Obviamente no fueron creativos como nosotros.
Al
cierre del recuento físico, los auditores locales sonreían fatigados en señal
de “triunfo”, mirándonos de soslayo. Nosotros sonreíamos también, bastante
menos cansados que ellos.
Carlos
Velarde
Socio
de Consultoría
Excelente Post, como diría Einstein: “La creatividad es inteligencia divirtiéndose”.
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